Questasleyendo 2014 I: Personas nuevas y sitios nuevos por explorar.

25 de noviembre de 2014

Podría sonar a tópico barato, pero la lluvia que llegó en horas de la mañana por estos rumbos me impulsó a escribir todo lo que viene a continuación sobre la experiencia que empezaba el pasado 11 de noviembre junto con 16 jóvenes como yo de países como Uruguay, España, Chile, Colombia, Bolivia y otros más, a los que pude conocer en la bella ciudad de Buenos Aires, en marco al concurso "¿Qué estás leyendo?" de este año.

Hoy, después de quince días todavía recuerdo la calidez de las personas que se nos acercaban, sean estos argentinos u otros extranjeros como nosotros, a preguntarnos qué hacíamos, y a continuación nos felicitaban por nuestros logros, todavía recuerdo el "ashá" de los argentinos y ese tono tan pegadizo y particular, en mi recuerdo todavía fluye el sonido de las voces de todas las personas fantásticas que conocí en esos días, y que ahora a muchos puedo ya considerar amigos.

Por todo esto, decidí escribir lo que viene a continuación...



Martes 11 – Esto recién comienza.

Es martes y llueve, de la misma manera en que llovía hace dos semanas cuando me tocaba cumplir por fin, después de meses de esfuerzo, la meta que me había propuesto en marzo, cuando este blog veía la luz.


Hace ya dos semanas que estaba preparando la maleta, todavía distante, con la cabeza en las nubes, sin asimilar que dentro de algunas horas estaría compartiendo tantas cosas junto con otros chicos, que como yo, pusieron mucho de ellos para llegar a donde estaban.

A las 12:30 del mediodía me despedí de mi casa, de los libros que dejaba por cuatro días y a los que le prometía traerles más compañía (es decir, otros libros). Era la primera vez que esta chiquilina pasaría más allá de la zona de embarque y llegaría a subir a un avión, de esos que tanto le gusta a su sobrino mayor.

A las 15:30 volé, pero ya no con el pensamiento, como solía hacer, sino con todo el cuerpo. Llegué a Ezeiza con todos los órganos en su lugar (para tranquilidad de la más preocupona de la casa, alias “mi mamá”). Pronto fui recibida de la mejor manera por las coordinadoras de la Organización de Estados Iberoamericanos; Belén de la Torre y Yanina y por otras chicas más, entre ellas ya algunas concursantes de otros países.

Fuimos rumbo al hotel, con ansias de conocer a los que serían mis compañeros por cuatro días. Entre instalación e instalación, nos preparamos para conocerlos en la merienda, mientras aprovechábamos para recorrer ya las calles de Buenos Aires.
Fue un encuentro de lo más ameno y agradable, entre abrazos y besos nos saludábamos como si nos conociéramos desde hace tiempo y en el ambiente de chistes, sonrisas y charlas se creaba un lazo que iría aumentando como aumenta el correr de las horas. Al principio asociar nombres, caras y países resultaba algo prácticamente imposible, pero era normal, ya nos iríamos acostumbrando.
De entre los cuatro días de la estancia allá, puedo decir –y creo que varios de los chicos estarán de acuerdo conmigo-  que ese martes fue el más tranquilo de todos, porque desde el miércoles empezaría la aventura.

El grupo aún incompleto. Foto de Danilo Angulo: https://www.facebook.com/Danilojam
Así pasó el martes de hace dos semanas atrás (¡Qué rápido pasa el tiempo!), fueron llegando más representantes de toda Iberoamérica, hasta completar 17 almas jóvenes con todo el espíritu y las ganas contenidas.


Miércoles 12 – El primer día de convivencia.

Este era el día en donde empezábamos a llenarnos la agenda de actividades que, con tan sólo leerla ya te daban ánimos para salir corriendo del hotel y dar varias vueltas a la manzana (por la ansiedad, claro). Nuestra primera actividad, después de levantarnos, caernos de la cama consistía en visitar el Jardín Japonés.


Al llegar allí nos encontramos con un espacio verde que transmitía la más intensa paz, en medio de una ciudad capital que vive tan ajetreada como su gente. Realizamos un recorrido en donde nos explicaban todas las costumbres y creencias de la cultura japonesa, tan llena de cultura extraordinaria, de supersticiones y una vasta lista de qué y por qués.
En el mismo lugar nos ofrecieron una charla para conocer un poco más sobre la ciudad que nos recibió y nos brindó tanta comodidad. Desde Buenos Aires Ciudad y representantes de la Educación nos contaban más sobre la educación, el turismo y todo lo que nos podía atraer a nosotros, extranjeros, dentro de la ciudad.



Así también, pudimos luego presentar nuestras respectivas ciudades de origen y por lo tanto, conocer la de los demás chicos y chicas. Aunque ya desde el martes estuvimos intercambiando bastante sobre nuestros acentos y distintas  formas de hablar (dicho tema que se extendería hasta los últimos momentos juntos), conocer más a un país y una ciudad diferente a la nuestra, ver imágenes de ella y conocerlo al máximo posible despertó más aún al bichito de la  curiosidad de cada uno.
El tiempo se deslizó cual cenizas en nuestras manos y llegó la hora del almuerzo, que se desarrolló en el mismo Jardín Japonés, en donde nos propusimos almorzar con palillos chinos (aunque la comida haya sido japonesa), momento en el cual algunos lograron comer más rápido que otros, mientras que los demás se las ingeniaban para agarrar al menos un poquito de arroz (¿¡cómo agarro esto si no tengo cubiertos!?) jajaja.

Después del almuerzo, nos dirigimos al lugar para el que yo me estaba preparando ya, y que pensaba sería el mejor lugar que visitaría en el día; el Café Literario y Librería Yenny/El Ateneo. 

Creo que de más está decir que todos entramos y nos olvidamos los unos de los otros entre tanta variedad de libros y tanto por donde elegir. Cada uno encontraba su espacio predilecto, mientras que otros, como yo, nos dispersábamos por todos lados por donde nos era posible. Parte de la tarde transcurrió así entre libros, tazas de café, limonadas, brownies, y 17 jóvenes que no sabían si quedarse a merendar o salir corriendo a comprar más libros (porque sí, era una decisión difícil jaja). Esta visita a la librería también abrió una brecha importante; nos permitió conocer los gustos literarios de cada uno, compartir ideas, opiniones, recomendaciones de entre las cuales me traje en la memoria más de un “Tenés que leer este libro, Fer. Te va a gustar” tal y como lo hacíamos con nuestros blogs, sólo que ahora las cosas habían cambiado, teníamos el contacto físico y la cara de la otra persona frente a la nuestra que, si bien antes nos leía a través de una pantalla, ahora podía escucharnos atentamente. (También fue un momento propicio para conocer quien entre nosotros era la que más spoilers sin querer hacía. Ehem… Fernanda de Panamá ehem…)

Para culminar este día nos esperaba una actividad bastante más seria: La apertura del Congreso Iberoamericano, que se llevaría a cabo en el Teatro Gran Rex. Para esta ocasión dejamos de lado las remeras, los shorts y todo eso para vestirnos acorde a la ocasión. Salimos del hotel, a las 18:30 aproximadamente y llegamos a la Avenida Corrientes, entramos al Teatro y ocupamos nuestros puestos de Jóvenes ganadores de un concurso –quizás fuimos los más jóvenes del público-. 


Disfrutamos de una tarde que se iba y una noche que llegaba en medio de los discursos, los vídeos referentes a la educación, como lo es “Luces para aprender” cuyo vídeo creo que logró captar la atención hasta del más distraído. Conocimos a personas importantes, que sustentan tanto lo que fue el Congreso como lo que es la OEI misma, como el secretario general Álvaro Marchesi, que incluso en un momento se tomó la molestia de nombrarnos y señalarnos, haciendo notar a todo el mundo que, como jóvenes estábamos allí también impulsados por la educación y las ganas de salir adelante utilizando todo lo que las tecnologías ponían a nuestro alcance.
Luego de esto, llegó el momento artístico en el que pudimos apreciar el talento de la cantante de Flamenco; Estrella Morente, quien nos deleito en lo que restaba del acto, hasta su finalización.



Después del cierre del acto, ya extenuados, nos dirigimos a cenar a Los Inmortales; un restaurante que hace alusión como denota su nombre, a los argentinos inmortales de todos los tiempos, aquellos que hicieron y siguen haciéndose escuchar cuando se habla de dicho país. Entre imágenes que llamaban nuestra atención y preguntas que nos hacíamos sobre temas varios, se pasaba la noche hasta nuestra llegada al hotel, en donde se acababa el segundo día de actividades, este más cargado aún del anterior, pero así también, cargado de experiencias y momentos que hasta hoy dan vueltas en mi mente, y me sacan de vez en cuando una sonrisa al recordarlos...



Y para no extender más la entrada, hasta aquí les cuento por hoy. Ya en la segunda parte recorreremos, yo con la memoria y ustedes con la vista puesta en el ordenador, los sitios que restan.
¡Falta mucho por contar!

4 comentarios :

  1. Espero la segunda parte. Qué mejor forma de recordar que con lo que nos agrada hacer: escribir.

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    Respuestas
    1. Es que sólo podemos rememorar mejor cuando lo escribimos con palabras que salen de nuestros más bellos recuerdos, Jackie.
      En estos días subo lo que falta.

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